Para empezar, te recomendamos que, en verano, fijes la temperatura del termostato en 25º. Es suficiente para estar cómodo, teniendo en cuenta que en esta época del año utilizamos menos ropa. Por cada grado de menos que pongas, el consumo energético aumentará hasta en un 8%. Esto es bastante dinero al final de mes. Cierra también puertas y ventanas cuando enciendas el aire. Y apágalo cuando te vayas de casa, de la oficina…. Otra cosa: cuando enciendas el aire, no bajes los grados para que la habitación se enfríe antes. No servirá de nada, salvo para que el consumo energético suba. Si todo funciona correctamente, la habitación se enfriará en pocos minutos. Mantener la estancia fresca también permitirá que el equipo trabaje menos. ¿Y cómo se consigue esto? Airea las habitaciones en los momentos más frescos del día (a primera hora de la mañana, por ejemplo); si dispones de toldos, utilízalos; y cierra también las persianas para evitar que el calor entre en la estancia.